martes, 16 de noviembre de 2010

Volar

Qué ingrato es esto de trabajar 11 meses para poder disfrutar unos días de aquello que nos gusta; en este caso viajar.

El viaje de este año es algo distinto a los de años anteriores: más civilizado, muy organizado y a un país en que se habla español. A ver si la excesiva organización no nos agobia. Me gustaría más hacer todo por libre, sin horarios, con la posibilidad de alargar en un sitio o acortar en otro; pero claro, eso requiere más días y bastante trabajo de preparación previa, y en esta ocasión no se ha tenido ni una cosa ni tiempo para la otra. Quizá la próxima vez.

Ahora ya la maleta cerrada; después de comer empieza el periplo de viaje, que no acabará hasta 26 horas después, con la llegada a Iguazú: tren hasta Madrid, vuelo a BsAs y posterior a Iguazú, todo con sus esperas y demás procesos. Aún, justo después de llegar queremos ya mirar una excursión no incluida en el programa del día siguiente; veremos cómo llegan los cuerpos, dependerá de si dormimos medio bien en el vuelo largo.

Ropa de primavera-verano, pero también algo de montaña-abrigo para la zona de Bariloche y El Calafate. Esto de preparar maletas es un arte: hay personas que tienen maña para ello, pero yo no soy una de ellas. Preparo montones de ropa, casi parece que prepare una mudanza. Luego se va imponiendo la lógica y voy reduciendo, para ajustar a la capacidad de una maleta lógica, que permita moverse con agilidad en los traslados. Al final, como siempre, algunas camisetas y ropa interior ya "amortizadas" que se tirarán, y prendas básicas y polivalentes. De todos modos, esta vez el viaje es a la civilización, y con dinero se puede comprar cualquier cosa que falte.

También Gigas y gigas de tarjetas para fotos. Ya veremos los resultados a la vuelta.

El mono de correr se ha superado, pero el cuerpo lo sigue echando un poco de menos. Estos días prefiero no entrar a foros, blogs con crónicas y demás, que ojos no ven (o leen)...

Sed buenos... o no.

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