sábado, 30 de julio de 2011

El niño se va al monte

El título del blog no se refiere sólo a buscar cada vez nuevas experiencias, a cual más salvaje, sino que puede haber etapas en que las “nuevas aventuras” entren dentro de lo que se puede considerar “actividades civilizadas”.

Hace un par de meses, en una de las salidas sociales de Os Andarines, Jorge comentó algo sobre una salida al monte en julio, de las fin de semana, y se le ocurrió decirme si me apuntaba. Creo que lo pensé medio segundo.

La idea inicial era hacer parte del recorrido de “Carros de Foc”, pero resulta que el asunto refugios estaba petado en julio, y por aquellos lares no permiten montar la tienda, así que dos semanas antes se buscó una alternativa.

Fue Juan, con más experiencia montañera, quien seleccionó una ruta por el Pirineo Aragonés, empezando cerca de Biadós y cruzando a RiouMajou, en Francia, de ida por Urdiceto y de vuelta por el Puerto de La Madera.

No había hecho nunca una salida al monte así: mis salidas eran de excursiones en el día andando o de ir corriendo a todo trapo, de modo que los preparativos de la semana de antes tuvieron cierta emoción por la novedad (de hecho no tenía ni mochila de tamaño apropiado).

El viernes a media tarde salimos los 5 maromos en un coche hacia el camping El Forcallo, en el TM de Gistaín, al lado del campamento de la Virgen Blanca, donde pasamos la primera noche.

Tanto el sábado como el domingo salieron unas 8-9 horas de marcha, con algo más de 1000 metros de desnivel positivo cada día. El fin de semana fue fresco en el lado español, y bastante frío en los altos y en el lado francés, donde no asomó el sol.

En definitiva un recorrido no muy exigente, con una gente estupenda, que nos permitió disfrutar, reír, y en definitiva pasar un fin de semana distinto.

Para mí ha sido una experiencia nueva, muy satisfactoria. Espero no tardar otros 42 años en repetirla.










sábado, 16 de julio de 2011

Una buena mañana

Estoy convencido de que la felicidad se puede conseguir a base de pequeños buenos momentos. No tenemos que obsesionarnos con encontrarla siempre en los grandes proyectos. Está también en el día a día, en el camino, y hay que tener la aptitud para extraer los instantes buenos, para componer un puzzle de buenos recuerdos para cargar la pila de "iones contentos".

Sábado 16 de julio. Me despiertan a las 7 ladridos de perros: los de los vecinos de abajo. En vez de cagarme en sus muelas aprovecho para desayunar y volverme a la cama. Los perros parece que callan. Son las 9 y media cuando vuelvo a abrir el ojo.
Café con una toma de chocolate, delante del ordenador, escuchando la radio.
A las 11 ya vestido de romano, con gorra, la radio puesta y un gel en el bolsillo, a la calle. Previsto hacer 20 Km llanos, con cuidado del calor.
Salgo suave. Las rodillas no me duelen. En el Km 5 el Forerunner se muere (el pegamento que le puse se ha soltado), y me quedo sin saber ritmos, pulsaciones ni mandangas. Lo mejor que me puede haber pasado.
Sigo con la ruta prevista: muchas bicis, pega el sol, pero aguanto; me saco la camiseta, y sigo. Ritmo cómodo, no sé las pulsaciones ni me importan, y sigo. Km 13: fuente; mojo gorra, tomo gel, y sigo. Km 15 o así, otra fuente, y sigo. Las rodillas no molestan mientras no aumente el ritmo.
Es el 16, y me noto bien. Voy despacio, sudado, pero contento. Sensaciones de que podría llegar corriendo al fin del mundo. Sé que no es verdad, que si siguiera un rato más todo pintaría de otra forma, pero eso no importa. Llego a casa. Gran sonrisa. Puntos para la felicidad.

Estirar, ducha, y al Mercadona. Compro una trenza y un helado de capuccino, que es el santo de mamá y hay comida en su casa. A mi padre lo veo mejor. Ya está probando a volver a salir en bici.

Ahora llego a casa y pienso que quizá si lo escribo pueda saborear esta mañana otra vez, cuando venga un día malo, cruzado, con cualquier tontería, asomarme a esta mi ventana, leer la entrada y recordar las pequeñas cosas que nos proporcionan un trozo de felicidad.

domingo, 3 de julio de 2011

Típica semana de "no carrera"

No suelo hacer aquí los balances de entrenos de la semana, pero ésta la repasaba ayer, y me ha salido "curiosa":

Empezó la cosa el lunes, cuando fui a inscribirme a la Desértica y me dijeron que habían cerrado ya inscripciones. Me jodió, pero bueno, tocaba rehacer planes.
Fui a casa a echar la mala leche, y decidí cargar la tele vieja averiada al coche (más de 40 Kg) para llevarla a un punto limpio (3 pisos sin ascensor). La cosa me costó un tirón en el cuádriceps (en menos de 24 horas se fue el dolor) y una buena sudada.
En cuanto a actividad "deportiva", la cosa empezó el martes, y la semana va a acabar (aún queda la última salida en bici) con 3 salidas en bici (3 horas y media más lo que caiga hoy), 2 clases de spinning, 2 de bodytono y 3 sesiones de correr (45 Km).
Con ese meneo estoy acabando bastante cargado muscularmente, pero por lo demás buenas sensaciones: las piernas se entonan al rato de empezar las actividades, en ninguna voy a tope, e intento encontrar la parte de disfrute en cada sesión.
Esta variedad me la permito por no tener ningún objetivo claro. La verdad es que lo estoy pasando bien, haciendo cada día lo que me apetece (que no quiere decir que a veces me apetezca nás quedarme tirado en el sofá).
Eso sí, la sensación es de piernas siempre cargadas, y los ritmos corriendo salen bastante flojos, pero es sobre todo sensación de carga muscular, y no tanto articular, que es lo que me ha limitado durante la temporada que he dedicado a casi solo correr.

Bueno, pues nada, voy a echar un poco de aceite a la cadena de la bici y a ensuciarla un rato.