La crónica
Generalmente me da mucha pereza escribir crónicas de los eventos, pero éste me resulta suficientemente significativo como para realizar el esfuerzo.
El jueves por la tarde ya acabo de preparar la mochila. No pesa mucho, pero claro, falta de echar la comida (la prueba es en autosuficiencia, salvo de agua) y añadir el peso del agua (pongo una bolsa de camel de 1,5 l y aparte llevo un bidón para preparar sales o Isostar).
El viernes después del trabajo, a comer, un poco de siesta y coche para Alquézar. Llego sobre las 19, me acerco a preguntar por el albergue, y antes de tomar posesión del catre me acerco a recoger el dorsal. Ya empiezan los nervios de nuevo: gente con pinta de corredores por la calle, saludos, dorsal y al albergue.
El resto de la tarde se pasa tranquila: hojeo una revista, luego bajo a la plaza a echar unas olivas y empieza a llegar gente conocida. Charro un rato con un mozo que está en la misma habitación (Javier, también de Zaragoza), y al poco llega el grupo 7:45. Ahí estamos hablando de todo un poco. Todos somos novatos en la distancia, y ver que vamos igual de nerviosos casi reconforta un poco.
Con extrema puntualidad subimos a la cena “oficial”. Nos despedimos, y hala, a ver qué tal se duerme.
No descanso mucho, más que por los nervios por el hecho de ser una cama nueva, aparte de habitación compartida, con ruidos personales diversos y demás.
Arriba a las 7, ducha, desayuno de lo que he traído, el ritual de la preparación, un rato de relax y para abajo (el albergue estaba en la parte alta, al lado de las piscinas).
La mañana está muy bien de temperatura. Me da un poco de miedo por el calor que puede pegar si no se nubla.
Sobre las 9:10 se da la salida. Salgo tranquilo. Por el pueblo ya me pilla Pablo (amarok, de los Sarrios), y al poco llega Saioa con su novio. Por ahí cerca están también sauco y Santiago, del 7:45.
Ya poco después de Villacantal hacemos un grupillo con Saioa, su novio (se queda algo después de Asque) y Pablo. Después de Asque alcanzamos a Santiago y sauco, y con ellos llegamos hasta Alquézar.
Ahí Santiago se queda un poco atrás repostando.
Hasta poco antes del CP de La Viña (Km 25) voy con Pablo y Saioa. A un ritmo muy bueno. Algo antes de llegar empiezo a notar sensaciones no muy buenas a nivel de estómago, y decido descolgarme. Parece que va a empezar mi carrera, antes de lo que esperaba.
En el siguiente CP (Km 32), la cosa ya va regular. El estómago se está cerrando y noto presión en el diafragma. Aflojo más. Descanso un poco. Hay que intentar que la cosa se arregle…
Pero no.
Sobre el 40, antes de Rodellar, pienso en retirarme. Me quedan más de 50 Km y sé que la probabilidad de poder correr es bastante pequeña (cuando las pulsaciones van por encima de 120 o así, la opresión a nivel de diafragma es muy grande, y hay que parar).
La bajada a Rodellar me hace recuperar un poco, pero sé que es una cosa muy temporal.
En el CP hay mucha gente retirada, esperando que los bajen a Alquézar. Allí dos mozos están como yo: valorando la retirada. Les comento que seguimos un poco, que total, hay que pasar al plan B, de llegar, y que si no, el mal humor por habernos retirado nos va a durar un mes. No sé si era que realmente lo pensaba o lo decía en voz alta por autoconvencerme. Total, que tiramos los 3 adelante.
La siguiente subida, después del barranco de Mascún me mata. No puedo hacerla ni andando, y para colmo, empiezan calambres.
Paro, tomo sales, respiro, sigo. En el 48 decidido a abandonar. En el 50 pensaba que no podía llegar ni al control de Letosa.
Al llegar al control (Km 51) estaba decidido a retirarme. Dije que me tumbaba un poco, y luego tomaría la decisión. Comí una barrita y bebí, todo tumbado, y allí estuve puede que media hora o más. En ese rato, creo que mi cabeza se hizo al plan B de verdad. Me levanté y continué camino. Ayudó también la llegada de uno de los mozos a que animé a seguir (el otro se había recuperado mejor y me había adelantado en el anterior tramo). Me dijo que después de embarcarlo a acabar, que ni se me ocurriera dejarlo ahí.
La cabeza empezó a pensar sólo en el siguiente control. Andando, paso tras paso, luchando con mi problema para respirar y la congestión del estómago.
Ya anocheciendo llego a Las Bellostas (Km 58). A partir de ahí repito el mismo ritual en todos los controles: lleno el bidón, me tumbo, como algo, y cuando la congestión se reduce un poco, a seguir.
En el tramo nocturno me junto con un mozo de Rodellar, que va también tocado, parece que de piernas y pies. Juntos haremos ya todo hasta el final. Andando hasta Mesón de Sevil (Km 78). En el Mesón ambos nos recuperamos. Lo mío no sé si sería la bajada de temperaturas, el apoyo de Teo, que estaba animando en medio del monte a unos 3 Km del Mesón, o qué, pero a partir de ahí aún pudimos trotar al menos en las bajadas. Mi recuperación parece que fue mayor, pero después de que este mozo me esperó en varias ocasiones cuando yo peor estaba, decidí que la cosa no iba de 15 o 20 minutos, y llegamos juntos a meta.
La mayor alegría no estuvo en la llegada a meta, sino en el momento que 40 Km atrás tomé la decisión de intentar llegar. Al final 18 horas y algún minutillo más. 3 horas por encima de lo que me hubiera gustado, pero las cosas son así.
Tampoco fue pequeña la satisfaccióno del momento de llegada, con la bienvenida de los organizadores, la entrega de la camiseta de finisher, pero sobre todo con el buen sabor de boca por haber vencido las contrariedades.
Después ya, con la sensación del deber cumplido, a dejar la mochila en el coche, que estaba camino del albergue, ducha y a la cama. Debían de ser las 4 cuando me tumbé y poco conseguí dormir.
A las 9 ya estaba en marcha. Desayuné y me bajé a la plaza. Allí estaban Roberto Anés y Tornillo, que se ventilaron unos huevos fritos impresionantes. A ambos les salió una buena carrera.
Luego ya empezó a aparecer gente, y allí estuve de palique con unos y otros hasta la hora de la entrega de trofeos y la comida.
Guiso de cordero con patatas, delicioso, coche y para casa. Casi no llego de sueño. Ahora… a por otra.
El análisis
La sensación que debe primar tras la carrera es la satisfacción de haber llegado, después de ir con problemas desde antes de la mitad. Por esa superación a nivel de coco estoy bastante contento.
Sin embargo, luego pienso que el resultado no concuerda con la cantidad de entrenamiento realizado, y que el problema digestivo me impidió dar todo para lo que estaba físicamente preparado.
Llegué al final muy bien de piernas y pies (tras probar varios modelos de zapas de trail, las Trabucco son las que mejor se adaptan a mis pies, que tanto han sufrido con otros modelos), y tampoco tenía sensación de mucho cansancio. Fue únicamente el estómago, con ese problema que tengo que seguir analizando e intentar vencer.
Analizando en frío podría ser un problema de acumulación de gases, provocados bien por una digestión regular de la comida tomada en carrera (causada por calor y/o ritmo alto), bien por una ingestión excesiva de aire por la boca durante el ejercicio.
No se trata de corte de digestión, puesto que si me tumbo y descanso, el cuerpo admite líquido y sólido, y no hay vómitos, diarreas ni arcadas.
Para posteriores pruebas de este tipo tengo que centrarme en que no aparezca el problema. De momento pensaré en evitar la acumulación de gases, con algún tipo de infusión o pastillas tipo AeroRed.
Creo que el analisis que haces es bueno: satisfacion por haber llegado. Con lo mal que estabas ya desde el 25 la cosa tiene muchisimo merito. A mi me paso lo mismo pero en mucho menos grado que a ti, y tambien creo que fue por ritmo demasiado alto y por el calor. Nos vemos en ZGZ 42 K. Saludos.
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